Considérate un rescatador_1 Corintios 9:22


Me hice débil para los débiles, a fin de ganar a los débiles.

Graciela estaba confundida.
—¿No nos está dando Jesús una tarea demasiado grande cuando nos pide que alcancemos al mundo? La verdad es que hay un montón de chicos en mi escuela. Y ¿cómo podría yo hablar con todo el mundo? ¿Por dónde se supone que puedo empezar?

Buenísimas preguntas. Y aquí van algunas preguntas para comentar:

• Piensa en tus mejores amigos. ¿Alguno de ellos no es creyente?

• Piensa en la gente con quien pasas una gran porción de tu día en la escuela o el trabajo. ¿Alguno de ellos no es creyente?

• Piensa en las personas que viven a tu alrededor. ¿Alguna de ellas no es creyente?

Si respondiste afirmativamente a cualquiera de estas preguntas, puedes sumarte a Dios en su misión de rescatar a los no creyentes. ¿Por dónde empezar? ¡Por las personas que tienes cerca!

Hay tres sugerencias para seguir al contarles de Cristo a estas personas:

1. Pídele a Dios que te guíe. Piénsalo: Dios ya ha puesto personas todo alrededor tuyo que no lo conocen. Cuando Alberto oró pidiendo ser capaz de ver a los no creyentes que tenía cerca como Dios los ve, descubrió que se interesaba más por ellos y notó más oportunidades de compartir su fe.

2. Sé amigo de los no creyentes. La Biblia te manda juntarte con amigos creyentes porque los necesitas para que te aconsejen y alienten (Hebreos 10:25). Pero tener también amigos no cristianos te coloca en una posición mucho más ventajosa para llevar a otros a Cristo.

Manuel aprovechó su interés en los "boy scouts" para hacerse amigo de no creyentes. No podía participar de todo lo que sus compañeros hacían, pero tal como lo hizo Jesús, procuró ser amigo de "pecadores" (ver Mateo 11:19) sin participar en nada que él sabía desilusionaría a Dios.

3. Toma el primer paso. No esperes hasta que tus amigos no creyentes sean los que empiecen a hablar de temas espirituales; empieza tú.
Cuando Susy le contó a sus amigas no creyentes acerca del amor y perdón de Dios, vio obrar a Dios por medio de lo que ella decía y de su ejemplo cuando dos de sus amigas aceptaron a Cristo como su Salvador. Sea que los otros chicos coincidan o no contigo, demuéstrales que pueden contar con tu amistad.

Cuando Cristo te pidió que les contaras a los demás acerca de él, no te estaba dando una tarea imposible. ¡Puedes contarles de Cristo a los que tienes a tu alrededor!


Por Josh McDowell


Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo iré delante de ti Isaías 45:2

Promesa de Dios para Hoy_Isaías 46:9-10