Una mujer llegó a la iglesia por primera vez. No tenía pelo. Llegó al altar y llorando le pedía a Dios que tuviera misericordia de ella. El pastor al no conocer esa voz levantó la vista y cuando la vio le dijo: ¡mujer no puedes estar aquí así recortada! Y ella le dijo: ¡déjeme pedirle a Dios que me sane de este cáncer! El pastor asombrado se arrepintió ante Dios. Esta pequeña anécdota me recuerda lo que dice hechos 2: 42 “…Y perseveraban en la doctrina de los Apóstoles en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones…” una de nuestra responsabilidad según el modelo bíblico como la Iglesia primitiva es la oración los unos por los otros conforme a las necesidades de nuestros hermanos. Que nuestras intercesiones se eleven a Dios rogando por nuestra comunidad. Lleve los así como el antiguo testamento el sumo sacerdote llevaba los nombres de las tribus en su pectoral. Madres, presenten a sus niños ante Dios. Padres, intercedan por sus hijos e hijas. Intercedamos por un mundo perverso y por sus lugares oscuros que están llenos de moradas de crueldad. Lloremos con los que lloran, y gocémonos con los que se gozan, y como iglesia y como individuos encontraremos que el Señor quitará nuestra cautividad cuando oramos por nuestros amigos, nuestros hermanos y hermanas, en esta oportunidad les pido oración por la vida de nuestras hermana amada en Cristo: FERNANDA NICOLE. Dios obre en sanidad integral sobre su vida. Porque la oración del justo puede todo, nuestro Dios de gracia responderá.

Atte.

Pastor Carlos.

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